El tiempo







Publicado por el Área de Cultura Ayuntamiento de Nerja. Prologo de Lola Molina. Premio del certamen de sonetos Giner de los Ríos (Nerja 2003).



 
VUELO Y SUELO

El tiempo, con el amor y la muerte, integran la trilogía temática fundamental más recurrente de la poesía. El tiempo somos nosotros y la noción temporalidad nos la da nuestro lento e imperceptible declinar en el decurso de los días y los años.

            Desde el  Kronos,  ‑todo fluye‑ la fuga de Heráclito, donde subyace el simbólico río, a la elegía. manriqueña en la Edad Media con el mar, símbolo de la eternidad. A donde van a dar nuestras vidas los ríos, símbolo del tiempo, y la verdura de las eras, o el roció de los prados, metáforas de la efimeridad, el legado medieval con sus temas, símbolos y mitos, transcurre por el Barroco, el Romanticismo, en buena parte del S.XX, con Valle, Miró, Antonio Machado, en la Generación del 27, sobre todo en Lorca y Miguel Hernandez v allende fronteras‑ nacionales, que no lingüísticas, en Borges. Sirva de ejemplo el poema Arte poética, con los versos: mirar el río hecho de tiempo y agua/ y recordar que el tiempo es otro río.  0 el verso, el río me arre, bala y soy el río, genial creación borgiana de Manrique al identificamos en el río con el tiempo.

Inés María Guzmán en su sonetario El Tiempo, aborda el tema desde una cierta original perspectiva, no exenta de humor, desafiando al tiempo a jugar al escondite para seducirlo, citando al amor en el juego: Espérame en el tiempo, que es temprano.

Un bello soneto, Las campanas, el mejor a mi entender, condensa la lectura de todo el poemario. Contiene valiosos símbolos: de lo eterno/ las campanas, el cielo, los pájaros, el alba, y de los efímero/ las nubes, la tormenta, el aguacero; antítesis y paradojas de clásicas y egregias resonancias como en la Celestina y en los Místicos:  dulce tormento, vivo y muero.  Dos mundos:  realidad y ficción, evidencian el conflicto entre lo que es y el sueño – la poesía – sueña ser.  Pasa Inés en continuo tránsito de uno a otro.  Un baile de vehemencias por el cielo – mis pies está pegados en el suelo – de sueños que me arrastran y dislocan –  envuelta en soledades y campanas.

           El mismo ritmo y misma técnica en todos los sonetos. Se reiteran antítesis y paradojas.  Ya no hay estación mala ni buena, para el tren sin llegada ni salida.  Perfil de todo, sueño de la nada. Agua y sequía. Se repiten los símbolos de la eternidad y de la temporalidad: caballo, galope., viento, veleta. De lo temporal y efímero; y el más rotundo, el cigarrillo, efímero, breve y pasajero. De lo eterno: eterna letanía, el mar, humedad de siglos.

            El predominio de la imaginación sobre los recursos estilísticos y artificios retóricos vivifica la poesía de Inés. El modus operandi intuitivo que transmite la emoción estética al lector. Sin imaginación no hay poesía, aunque está cimentada sobre. una pirámide de erudición.

La suya es una poética de vuelo, de fantasía tal que confunde las fronteras de lo real y lo soñado, llegando en su cotidiana realidad a participar del mundo ficticio.

             Soñar es también un modus vivendi, es estar vivos, vivir en la esperanza:
Espero algo lejano por llegar .. nunca me apeno., lanzo mi cantar.
            Ya lo dijo Pessoa: _Gozo soñando é gozo, ainda que en sono.


Lola Molina



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Acontinuación, el poemario casi al completo:

















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